En primer lugar, es fundamental entender que el CBD es un compuesto que se encuentra en la planta del cáñamo. Comparar el CBD y el cáñamo es como comparar la leche con los productos lácteos; ambos proceden de la misma familia de plantas, pero de especies distintas.
El CBD se extrae de varios componentes de la planta de cáñamo. Tras la extracción, el producto se somete a un proceso de calentamiento para activar el CBD y otros cannabinoides presentes en el cannabis. El resultado es un potente extracto de CBD, normalmente mezclado con un aceite portador y comercializado como aceite de CBD.
El cáñamo sirve para diversos fines, como productos alimenticios, cuidado de la piel y remedios naturales para dolencias. El CBD, conocido por sus efectos no psicoactivos, es especialmente valioso para la salud mental, y se utiliza habitualmente para beneficios terapéuticos como el alivio de la ansiedad, el tratamiento del dolor o el aprovechamiento de sus propiedades antiinflamatorias.
Aunque el cáñamo y el CBD suelen utilizarse indistintamente, ambos proceden de la planta cannabis sativa y pueden utilizarse por vía tópica o ingerirse.
En conclusión, la principal diferencia entre el CBD y el cáñamo reside en su contenido en cannabinoides. Aunque ambos proceden de la misma planta, las plantas de cáñamo contienen una cantidad significativa de CBD, mientras que las semillas de cáñamo no.
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